miércoles, 18 de abril de 2007

Nunca, nadie

Nunca, nadie

En LA VERDAD de Murcia de 27-VI-06 hay una Carta al Director de D. Francisco López, “Réplica sobre Martínez Pujalte”, en la que se comenta otra de Dña. Gloria Moya de 21 del mismo mes, “Vaya un representante”. Esta, ponía en cuestión la ineducada actitud que de forma reiterada tuvo Martínez Pujalte durante una sesión del Congreso de los Diputados, hasta el punto de que el Presidente Manuel Marín lo expulsó de la sala.
D, Francisco hace votos por la defensa del derecho de expresión de Dña Gloria, pero le critica que no se refiera a las salidas de tono que en otras ocasiones han tenido algunos políticos del PSOE o de IU. Valiente forma de defender la libertad de expresión. Supongo que cuando se critica a alguien de un partido de izquierdas, protestará si no se hace lo mismo con el PP, ¿o no?.
Mire D. Francisco, ni Ud. ni yo ni ningún político somos ángeles. Lo relevante es la frecuencia con la que adoptamos actitudes negativas, y en el número de broncas que se producen en el Congreso, el PP “se despega del pelotón” con gran ventaja. Todavía está reciente una intervención de Rodríguez Zapatero interrumpida continua y ruidosamente por el grupo popular. Cuando intervino Rajoy, todos los grupos siguieron respetuosamente su intervención. Entiende de lo que le hablo D. Francisco.
Pero, ciñámonos a lo que ha motivado las cartas citadas y, como consecuencia ésta. Nunca, nadie, en la historia del parlamentarismo español que yo conozco, se ha conducido tan groseramente como Martínez Pujalte. Nunca, nadie, ha mostrado una mayor falta de respeto hacia el Parlamento Español y hacia su Presidente. Persona, por otra parte, paciente y educada donde las haya. Nunca, nadie, ha dado un contraejemplo tan negativo a la labor de inculcar el respeto por los demás que los enseñantes queremos transmitir a nuestros alumnos. Nunca, nadie, se ha visto tan arropado por su grupo político en contra de toda lógica, Nunca, nadie, ha hecho el bufón como Martínez Pujalte, cuando no tuvo otro remedio que aceptar su expulsión, después de los ruegos, primero y de los requerimientos, después, de Manuel Marín para que depusiera su actitud.

Francisco Bernabé Roca 27-VI-06

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