jueves, 15 de marzo de 2012

El español en las autonomías

Durante la dictadura franquista el uso del catalán, el gallego y el euskera estaban prohibidos de facto. Estaban restringidos al ámbito familiar y de las relaciones personales; no era posible utilizarlos ni en la enseñanza ni en las comunicaciones oficiales, pero han sobrevivido debido a que para muchas personas que viven en regiones con lengua propia, ésta ha sido siempre su lengua materna, una cualidad de una fuerza invencible.
Con la llegada de la democracia y del estado de las autonomías se ha logrado lo que para muchos es un derecho inalienable; poder expresarse en cualquier lugar en la lengua que tienen como propia. Algunas personas cuentan que cuando en Cataluña se han dirigido a otra en español, no se han visto atendidas. Es posible -imbéciles hay en todas partes- pero lo usual es la respuesta en castellano; la generalidad de los catalanes son personas bien educadas.
A este derecho algunas personas cuyo idioma materno es el español, contraponen otro derecho no menos importante: que sus hijos sean escolarizados en su lengua materna, porque han comprobado que en los planes de estudios de algunas autonomías, el español ha quedado con una presencia testimonial, casi con el estatus de idioma extranjero. Creo que lo que deberían exigir es una enseñanza bilingüe y no solamente en español; lo contrario es fomentar la creación de guetos. A lo que deben aspirar es a una total integración en la comunidad que los acoge, que se conseguiría si la mitad de las asignaturas se imparten en la lengua de la autonomía y la otra mitad en español.
Hace algunos años, Adolfo Marsillach (Madrid,1928-Barcelona, 2002) nada sospechoso de haber tenido un pensamiento reaccionario, hablando en la televisión del problema que comentamos, dijo que «se iba a un empobrecimiento cultural de las generaciones venideras de catalanes». Una cosa es conocer un idioma -el español- y otra es ser bilingüe. Solo hay que valorar la fluidez con la que se expresan en castellano -en catalán por supuesto- los políticos catalanes cuando los oímos en la radio o en la televisión. Ellos sí son realmente bilingües, y se me escapa la razón por la cual quieren privar de esta cualidad a las próximas generaciones, cuando ya nadie duda de los efectos beneficiosos del bilingüismo.
FranciscoBernabé Roca 8-III-12
Carta publicada en la pág. 20 de La Opínión de Murcia el 10-III-12, y en la pág. 29 de La Verdad
de Murcia de 15-III-12

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