lunes, 8 de agosto de 2011

Un torpedo en la Torre de la Horadada

Tendría yo entre 5 y 10 años –época que se pierde en la noche de los tiempos- cuando paseaba con mi madre por el puerto de Cartagena. Atracado en un muelle había un barco de guerra, en el que varios marineros se afanaban haciendo maniobras con el cañón de popa. En un preciso instante el arma me apuntó, lo que produjo en mí un sentimiento de pavor que no he olvidado.

Una sensación parecida me ha invadido cuando he visto en la rotonda de entrada a la Torre de la Horadada (Alicante) un torpedo apuntando a las viviendas. En la rotonda han colocado a modo de elementos ornamentales, varios objetos relacionados con la mar como un mástil con cofa, un ancla y un torpedo. Probablemente, este artefacto que sólo es operativo debajo del agua, carecerá de carga explosiva; pero ya se sabe que las armas las carga el diablo.

Como el mundo de la navegación es tan rico en objetos que la caracterizan, ruego a quién tenga autoridad para ello que ordene retirar la simbólica amenaza, para poner en su lugar algo más amable que un torpedo, como una vela, un timón, un mascarón de proa (mi opción)… Contará, así, con mi sincero agradecimiento

Francisco Bernabé Roca 4-VIII-11

Carta publicada en la pág 13 de La Opinión de Murcia, el sábado 6-VIII-11, y en la pág. 21 de La Verdad de Murcia, el miércoles 10-VIII-11.

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