En todos los bares de menos de cien metros cuadrados en los que he tenido ocasión de entrar, se permite fumar. Sus dueños así lo han dispuesto en aplicación de la nueva ley anti tabaco. Pero la misma norma contempla el derecho de todas las personas a trabajar en un ambiente sin humo. ¿Cómo pueden hacer valer este derecho los empleados de los bares en los que se fume?. Es muy sencillo, no pueden. Se ha hecho una ley contradictoria y melindrosa que no contenta ni a tirios ni a troyanos.
Ya lo dice Giuseppe Tomasi di Lampedusa en El Gatopardo: "hay que cambiarlo todo para que todo siga igual.
Francisco Bernabé Roca 8-I 06
martes, 1 de mayo de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario