martes, 10 de febrero de 2009

"¿Qué sabe nadie?


Es práctica usual en algunos creyentes en Dios que juzguen las opiniones de los no creyentes desde la descalificación y la falta de respeto, rayanas en el insulto. No otra cosa son los improperios que aquellos deslizan periódicamente en la prensa cuando hablan de los ateos: “idólatras o ególatras”, “tienen sus diosecillos íntimos”, ateillos de salón” y otras lindezas por el estilo. Todavía no he leído ni escuchado adjetivos parecidos cuando los no creyentes hablan de los creyentes, ahora que tanto se habla de la persecución que sufre actualmente la Iglesia Católica en España. Pero si los hubiere serían igualmente condenables. “Estamos en situación martirial”, dijo hace algunos meses una alta jerarquía de la Conferencia Episcopal. Me cuesta trabajo creer que esta persona viva en España.
El cardenal Rouco, hablando de los autobuses que llevan el lema: “Probablemente Dios no existe”, dijo: “los que se dicen ateos…”. Tanto él como como los que descalifican a los ateos no reconocen las creencias y descreencias de los que no piensan como ellos, les niegan el pan y la sal, pero ¿qué saben ellos? ¿qué sabe nadie de lo que ocurre en el fuero interno de los demás? Imagino cuál seria la agresiva respuesta de algunos, si se hubiera oído o leído: “los que se dicen creyentes…”. Pero no creo que esto ocurra.
Para todos, pero sobre todo para los creyentes, sería útil recordar las palabras de Jesucristo: “no juzguéis y no seréis juzgados".

Francisco Bernabé Roca 13-II-09
Publicado parcialmente en la pág. 25 de La verdad de 10-II-09, y de forma íntegra en la pág. 24 de La Opinión de Murcia de 14-II-09.

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