Un programa humor en televisión con pretensiones de genialidad, o cumple sus objetivos o se convierte en algo infumable. Esto último es lo que ha ocurrido con el espacio de Florentino Fernández que da título a esta carta. Hace unos días me asomé durante unos minutos a ver lo que hacía Florentino -“pase de mí este cáliz” Jesucristo dixit- Harían bien los responsables del programa en acercarse a los objetivos del título, si saben.
Publicado en la pág. 29 de La Verdad de Murcia de 1-VII-10.
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