Dado que la función esencial de la monarquía es la del equilibrio, la de representar a todos los españoles sin tomar partido,no me extrañó el encontrar la primera crítica publicada en la prensa diaria a Juan Carlos I. Porque cuando la gran mayoría de los españoles estamos cada vezmás contra ese bochornoso espectáculo folclórico que avergüenza a nuestro país, el rey –como si fuera un turista japonés que visita países bárbaros cuyo tipismo y atraso le encanta, haciéndole sentir superior– defendía que las corridas de toros debían seguir siendo «la fiesta nacional». Ahora, a pesar de las leyes contra el maltrato animal y de las crecientes manifestaciones e iniciativas populares en contra de ese sádico placer en torturar animales, nos encontramos con un renovado
e incrementado apoyo de Juan Carlos I en Sevilla a ese espectáculo arcaico. Esto ayuda a prolongar una triste agonía que nos cuesta a todos los españoles centenares de millones en impuestos. Se diría que, caballo cansado, con ganas de jubilarse, el actual monarca parece empeñado en liquidar su propia institución, que la mayoría de los españoles ya estamos declarando en las encuestas que constituye también«una reliquia del pasado.
e incrementado apoyo de Juan Carlos I en Sevilla a ese espectáculo arcaico. Esto ayuda a prolongar una triste agonía que nos cuesta a todos los españoles centenares de millones en impuestos. Se diría que, caballo cansado, con ganas de jubilarse, el actual monarca parece empeñado en liquidar su propia institución, que la mayoría de los españoles ya estamos declarando en las encuestas que constituye también«una reliquia del pasado.
Martín Sagrera
Publicado en la pág. 20 de 20 minutos de 29-III-10
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