En Madrid robé un ajo a una tendera.
Me ordenó la justicia que el ajo diera.
Como mi fama y mi honra estaban allí
me arreglé de manera que el ajo di
Un buen amigo al verme
"muy bien hiciste" -dijo-
"pues he sabido que el ajo diste".
Y a quien murmuró, ufano así contestó:
"Sabed todos, imbéciles que el ajo dio".
Supuestamente de autor anónimo del s. XV
Nota. Si en una primera lectura no le encuentra la gracia a estos versos, lea rápidamente y en voz alta el segundo o el cuarto.
domingo, 23 de diciembre de 2007
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